Al igual que con muchas otras enfermedades, los problemas cardiovasculares pueden atribuirse a menudo a un estilo de vida poco saludable. Una dieta inadecuada o comer en exceso pueden provocar que se sea más propenso a padecer enfermedades vasculares y cardiopatías isquémicas. Los factores de riesgo relacionados con la alimentación son la obesidad, la presión sanguínea elevada, la diabetes no controlada y el consumo de un exceso de grasas saturadas.
Además del ejercicio, una alimentación sensata puede contribuir en gran medida a mejorar su salud general y su calidad de vida.
Siempre merece la pena vigilar el peso. Si tiene un peso saludable, le resultará más sencillo hacer ejercicio y mantenerse activo, y le ayudará a reducir el estrés sobre el corazón. Para saber si tiene sobrepeso, calcule su índice de masa corporal (IMC) El IMC es una guía aproximada para evaluar el peso de una persona. Si tiene un IMC superior a 30, perder peso es una forma importante de mejorar su salud y ayudar a su corazón.
Siga una dieta equilibrada y sea consciente de lo que come: ni demasiada cantidad, ni demasiada grasa o sal. Cuando coma, elija
Si quiere seguir una dieta cardiosaludable, no consuma demasiadas carnes rojas y procesadas, ni hidratos de carbono refinados o alimentos y bebidas con azúcar y sodio añadidos. Evite también los alimentos con grasas trans, que aumentan el riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y diabetes de tipo 2, y tienen un efecto perjudicial sobre los niveles de colesterol. Los alimentos fritos o masas refrigeradas suelen contener este tipo de grasas.
El agua es fundamental para un corazón sano. El corazón funciona constantemente y bombea más de 8000 litros de sangre al día. Si está deshidratado, disminuye la cantidad de sangre que circula por su cuerpo. Para compensarlo, el corazón late más deprisa, aumentando la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea. Si bebe más agua de la que pierde, estará ayudando a su corazón a hacer su trabajo.
Tenga en cuenta que cualquier bebida puede contribuir a la ingesta diaria de agua debida, pero que la cafeína de bebidas como el café, algunos tés y los refrescos, actúa como diurético y puede hacer que pierda más líquidos. El exceso de azúcar en los refrescos también puede dificultar la absorción de agua por parte del organismo.
Si padece insuficiencia cardiaca congestiva, consulte a su médico cuánto líquido puede beber al día. Cuando se padece insuficiencia cardiaca congestiva, el líquido se puede acumular y provocar hinchazón en los pies, las piernas o el vientre, haciendo que el corazón trabaje más. También puede acumularse líquido en los pulmones, lo que puede ocasionar problemas respiratorios. Por lo general, se permiten de uno a dos litros al día.
El alcohol y la nicotina pueden contribuir a las cardiopatías y empeorarlas. El consumo excesivo de alcohol puede provocar presión sanguínea elevada, insuficiencia cardiaca congestiva o accidente cerebrovascular. El alcohol también aporta un exceso de calorías y puede contribuir al aumento de peso y a la obesidad, que puede conllevar una larga lista de problemas de salud. El alcohol también puede desencadenar palpitaciones graves en los pacientes con enfermedades cardiacas, es decir, pueden sentir que su corazón late con fuerza, agitado o que late de forma irregular.
La nicotina, sustancia química que contienen los cigarrillos y otros productos del tabaco, puede dañar el corazón y el sistema vascular. Puede provocar presión sanguínea elevada, acelerar el corazón, estrechar las arterias y aumentar el flujo sanguíneo al corazón. Además, la nicotina puede contribuir a endurecer las paredes de las arterias.
Por ello, lo ideal es dejar de fumar por completo y beber alcohol con moderación y después de comer.
